Neoliberalismo – El pensamiento único (Parte 2 – La asimilación de una doctrina, la doctrina única)

Cuando se habla de asimilación, de asimilar, nos referimos a esta definición de la RAE: “Comprender lo que se aprende, incorporarlo a los conocimientos previos”. Muchas veces, en nuestra propia educación, que no ha terminado, se nos invita a participar de los conocimientos, a ser partícipes de esas ideas que los habitan, pero casi nunca pasamos de esa participación, todo raya la superficie, no hay una asimilación profunda ni un análisis crítico elaborado. No se poseen las herramientas adecuadas para analizar lo que hay alrededor, tampoco para cribar aquello que puede modificar o transformar el pensamiento, véanse, por ejemplo, todos aquellos estímulos que recibimos de los medios de comunicación. Ese pensamiento crítico se desarrolla de distintos modos, el más conocido es el que tiene que ver con las líneas de pensamiento filosóficas, que son el más fiel recuerdo de resistencia al pensamiento plano, y que se ven como fundamentales a día de hoy para combatir el neoliberalismo. La consulta de aquellos autores críticos con el sistema predominante es una buena fuente de herramientas para luchar y resistir. Porque, paralelamente a esos ejemplos tan peligrosos del final del apartado anterior, han surgido organizaciones o personas como usted, que denuncian esas infiltraciones de las corporaciones en la educación y en muchos otros estamentos.Hacer pedagogía, como insistía Gramsci en su filosofía de la praxis, es algo fundamental hoy en día. La formación debe ser constante y amplia; dejar a un lado los prejuicios se hace esencial, porque estos, más que sumar, restan.

El neoliberalismo se ha encargado y se encarga de buscar también sus propias justificaciones ideológicas, sobre todo a través de aquellos ideólogos que conciben el mundo de la educación y que aspiran a su transformación. Siempre resulta más sencillo asimilar conceptos cuando provienen de premios Nobel de economía, le dan otro cariz a sus palabras. En paralelo, existen transnacionales potentes que vehiculan el discurso, incitando a gobiernos y profesores a adoptar prácticas conforme a sus ideales, y grupos de presión, los llamados thinktanks, que se esfuerzan en hacer lo mismo. El pensador más influyente fue Gary Becker, y no era un pedagogo, sino un economista. En su libro, El capital humano, que merece la pena consultar, asegura que el ser humano y sus conocimientos constituyen un capital en el que invertir, y que, como tal, puede evaluarse en base a su rentabilidad económica. Así, la educación es un capital computable, como cualquier otro, y esta idea es la que influye sobre los ministerios de educación, sobre los ministros, sobre los economistas… Y los medios de comunicación se encargan de aseverarlo, una y otra vez. En la situación que vive España, pocos son los partidos políticos de izquierda que hablan de los emigrantes forzosos, casi siempre se nos dice: “El Estado ha invertido en ellos mucho dinero, y ahora son otros Estados los que les cobran impuestos, es inadmisible”. Siempre hay un discurso económico, nuestro pensamiento está colonizado y no parece existir otro modo de pensar. Si a esto añadimos la tesis de Milton Friedman, el padre de la economía monetaria, que propuso el sistema de bonos para la educación, del que ya se habló bastante en el artículo anterior, tenemos dos teorías, de las que no se habla en las facultades, pero que son los pensamientos más influyentes sobre la educación, pues son los que circulan en el FMI, en la OCDE y en el Banco Mundial.

Cuando el pensamiento económico coloniza nuestras mentes, resulta complicado construir una alternativa viable al capitalismo. Casi todo nuestro discurso se engarza con conceptos que nos son ajenos, que no tienen que ver con nosotros. Así, entre algunos de los ejemplos más claros de esa asimilación, está el concepto de eficiencia. Decimos que Zara es eficaz porque ha logrado tantos millones de dólares o euros de beneficio neto en la última década, pero quizá, al mismo tiempo, ha desempleado a miles de personas, o ha creado puestos de trabajo precarios, que generan inseguridad y miseria en las familias. Se dice que el PIB español va a crecer a un tanto por cierto concreto, pero jamás hubo tantos parados, tanta pobreza, tanta desigualdad… El mundo occidental parece ser eficiente en economía, tecnología, en lo financiero, pero está perdiendo valores y la calidad de vida. Se dice que se vive en la economía del saber, pero nunca se ha enseñado y educado tan poco. ¿Por qué? Porque la educación se ha enfatizado en reproducir vasallos del sistema.

Lo que tienen que asimilar esos vasallos, sin preocuparse por nada más, es el mantenimiento del mercado libre y autorregulado, y de la dinámica de producción y finanzas. Un vasallo se dice que es empleable cuando comprende cómo mantener ese ciclo, formando parte de su estructura, sea en el nivel que sea. Así, las reformas que se hacen desde en el sistema educativo se enfocan en la futura empleabilidad de los alumnos, lo cual es terrible, pero cala de una forma espectacular en el alumnado. Habría que preguntarse hasta qué punto sería empleable un filósofo, un poeta, un novelista, cualquier persona enfocada en las llamadas humanidades. Todos ellos tendrían que aprender lo que es el mercado, modificar su arte para la atracción de clientes. Únicamente verían su rentabilidad, su arte quedaría en un segundo plano. Y, sin embargo, qué sería de la Humanidad sin filósofos como Platón o poetas como Baudelaire o Byron.Como el mercado no los quiere, no pueden formarse poetas, literatos, matemáticos puros, físicos teóricos… Desgraciadamente sólo se forma a aquellos que el mercado financiero necesita para alimentar la máquina de multiplicar dinero.

Si hubiese que dividir el nivel de asimilación en la educación, en los niveles más altos, de máster y doctorado, están los que resuelven los problemas, se les hace creer inteligentes, porque resuelven problemas, pero en realidad la inteligencia está en formularlos. El que contempla un problema previamente enunciado para hallar la ecuación solucionadora no es inteligente, sólo confunde analizar y calcular, con pensar y reflexionar. En el nivel intermedio estarían los técnicos productores, al servicio de las máquinas, de las necesidades que plantean, vigilar que no sufran averías y que la producción no se detenga. El único conocimiento que requiere es la lógica de la maquinaria que deben vigilar. E incluso se les pide que se adelanten a sus posibles demandas. Es la máquina, paradójicamente, la que pide, la que solicita, la que está por encima del humano. Por debajo de este nivel ya no se forma a nadie, casi la mitad de las personas que trabajan para las principales multinacionales del mundo son analfabetas, porque si dejasen de serlo, pondrían en cuestión todo lo que hacen. Pero no hablamos sólo de personas que no saben leer ni escribir, hablamos de personas que tienen su diploma de primaria, de secundaria, pero que la obtuvieron por antigüedad. Son graduados y analfabetos, que casi no saben ni leer, pero tienen un diploma, y esto lo podemos conectar con el comienzo, porque es imposible asimilar nada sin palabras en la mente que podamos combinar, y esas palabras provienen de la poesía, de las obras filosóficas, de las novelas. Si no se piensa, se defiende el sistema. Imaginemos el cierre de una empresa, los despidos, y que los propios obreros digan: “Es la ley del mercado, somos menos competitivos que los chinos, qué le vamos a hacer”. El obrero acaba por defender el propio sistema que lo anula. El obrero ha asimilado la doctrina, progresa adecuadamente.

Publicado en Nueva Revolución 6/1/2016 bajo licencia CC 4.0

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