Neoliberalismo – El pensamiento único (Parte 3: La retroalimentación: propaganda y adoctrinamiento)
Desde un punto de vista histórico se dice que Hitler inventó la propaganda. En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, Hitler entendió cuál era el papel de la propaganda sobre la sociedad, sin embargo, no la inventó él, ni siquiera Goebbels, a quien muchos se cansan de citar, sino que la aprendió de los medios de comunicación de otras democracias occidentales, en particular, de la democracia inglesa y la estadounidense. Desde el nacimiento de las sociedades modernas, prevalecen dos tendencias; la primera pide una democracia participativa con una ciudadanía informada; la segunda margina a una parte de la población porque no debe inmiscuirse en asuntos que son de su incumbencia, pero se les hace creer que no es así. Esta última visión de la sociedad, de la economía y del mundo también existe en nuestra cultura. Tomó cuerpo en la Primera Guerra Mundial, en los EEUU. Por aquel entonces, el gobierno fue elegido por su promesa de no entrar en la guerra. Poco después de su elección, por razones de política interna e industriales, el gobierno decidió participar en aquel conflicto. Entonces, los EEUU, Propaganda Naziademás de enfrentarse a sus enemigos, tuvieron que enfrentarse a la opinión pública. Para hacerlo creó una comisión bautizada con el nombre del periodista que la presidía, el señor George Creel. Esta comisión inventó las más modernas técnicas de propaganda, amoldamiento y preparación de la opinión pública. Llevó a cabo exitosamente su mandato en pocos meses y convirtió la guerra en algo fundamental para el destino del país. Trabajaron en esta Comisión Creel personas muy famosas por aquel entonces, pero si hay alguien a destacar es al austríaco Edward Bernays, fundador de la industria de relaciones públicas. Cuando estas personas salieron de la comisión colocaron herramientas de comunicación en las sociedades. Estas herramientas siguen vivas hoy y forman parte de los mecanismos de propaganda. Son los descendientes de la comisión Creel los que implantaron los mecanismos para lograr este pensamiento único. Las instituciones encargadas de moldear la opinión pública nos muestran el papel de las empresas, de las relaciones públicas dentro de las empresas, de la comunicación social, de los propios medios de comunicación, del papel de los intelectuales, de la publicidad, del papel de la información en general en nuestras sociedades. Todo esto se estableció entonces y fue la lección que Hitler aprendió.
Volviendo a lo anterior, se ha dicho que para que funcione una sociedad se debe excluir a parte de su población, pero también existen estos artículos, este contradiscurso. Hay lugares donde se proponen otros análisis, existen medios alternativos, intelectuales que conducen nuevos discursos, y también grupos sociales y comunidades que preparan nuevos pensamientos. Pese a esto, el pensamiento único predomina y la propaganda, igual que en su día la Comisión Creel, cumple exitosamente su papel. A través de mecanismos e instituciones de todo tipo y condición da una visión del mundo, un vocabulario y una manera de pensar. Se asegura el planteamiento de una serie de cuestiones, les aporta respuestas, se realizan ciertos análisis y se excluyen otros. La ideología tiene dos caras: la cara oficial, el pensamiento único, y su cara oficiosa, el lenguaje. Esta ideología nunca aparece como tal, porque de aparecer así, inmediatamente sería estudiada y contestada. Al contrario, se presenta como algo natural. En los siguientes párrafos se profundizará en esas verdades naturales de la ideología neoliberal.
A día de hoy, el avance de la tecnología, o lo que llamaba Marx, de las fuerzas productivas, ha transformado, por completo, en palabras del mismo filósofo, las relaciones humanas. Un Smartphone, sin ir más lejos, ya es un objeto de consulta continuada e irrefrenable. No podemos escapar del influjo de Whatsapp u otras aplicaciones de mensajería, tampoco de hacer pública nuestra vida en Facebook o Instagram. Pocos de ustedes pueden afirmar que no poseen un móvil o una cuenta en alguna de estas redes sociales o plataformas de mensajería. Nadie pone en duda tampoco, por ejemplo, la publicidad que hay en todas partes, son cuestiones que fuimos asimilando, sin necesidad de un consenso social. No hizo falta preguntar a la ciudadanía si quería publicidad en las calles. ¿Quién pone en cuestión la publicidad o tener una televisión en casa? El sistema lo organizó sin consultarnos, pero nos es presentado como una evidencia lógica, que no se puede discutir. Nadie duda de que usted tenga una televisión en casa. Lo mismo pasa con la globalización o la privatización, son realidades incuestionables, pero no son necesariamente buenas. Son hechos consumados, que como se han hecho y se hacen, deben seguir haciéndose. No se puede pedir opinión a la gente sobre eso, sería una bobada, ¿no creen? Rajoy y su ejecutivo, sin ir más lejos, realizaron recortes en España porque no quedaba más remedio. Es lo ineluctable, no se puede huir de eso. Es una obligación, y así lo venden los medios de comunicación.
Lo que permiten los medios de comunicación, al fin y al cabo, es la creación de la verdad, y ésta sólo puede aparecer a partir de la confrontación, es decir, de la verificación de una versión dada con la confirmación de varios testigos. Es difícil establecer la verdad, sobre todo en asuntos judiciales, pero en los medios de comunicación basta con que acerca de un evento todos los medios digan lo mismo, (prensa, radio, televisión, internet) para que esa información se convierta en verdad, siendo una mentira. Para aquellos países en los que no existe este entramado propagandístico hay otros métodos más drásticos, en el siglo XX tenemos muchas referencias, sobre todo en América Latina. Hoy en día, se buscan otros métodos, como la aparición de una “insurgencia” a favor de una supuesta democracia, o lo que es lo mismo, en favor de la creación de un mercado y una estructura que permita acceder a los recursos económicos, y no lo olvidemos, para Gary Becker, la mente de los habitantes de esos países también son recursos a explotar.
Para cerrar este extenso artículo, en “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, distopía que junto a 1984 es de obligada lectura (ambas fáciles de conseguir), se adoctrinaba a los niños a través de la escucha repetida de una enciclopedia grabada, en la que se les persuadía de ser felices por ser lo que son. Además, uno de los directores, llegaba a decir que 64.000 repeticiones equivalían a una verdad. Con esto, sólo se les puede decir que no se detengan, que sigan instruyéndose, que aprendan a conocer su lenguaje, que adquieran y lean tantos libros como les sea posible. Sólo de este modo no permitirán que los medios les aturdan, no porque los pongan en duda, que también, sino porque los superarán en conocimientos.
Autor: C. Zeigarnik
Parte I: Antecedentes
Parte II: La asimilación de una doctrina, la doctrina única
Parte I: Antecedentes
Parte II: La asimilación de una doctrina, la doctrina única
Publicado en Nueva Revolución 15/1/2016 bajo licencia CC 4.0

