Sí se puede, Catalunya
Andrés Marí para Kaos en la Red - “Los del sí se puede
de la plaza de Sant Jaume”, aquellos que celebraban la investidura
como alcaldesa de Barcelona a Ada Colau, están por la independencia,
sí, están por la independencia, pero, sí, tienen un “pero” y
se trata de un “pero” muy especial: entre desahucios,
desnutrición, esclavitud y otras angustias buscan la independencia,
“pero” necesitan ahora mismo y no para mañana seguir vivos. Y si
siguen vivos en esta época tan convulsa, responderán con la
sensibilidad humana de los que más están sufriendo. No les queda
otra alternativa. Ese es su “pero”. El “pero” que les marca
el tiempo histórico que vivimos, el que impulsa la potente fuerza de
los pueblos por su verdadera independencia. Porque no es la hora de
una soberanía a medias, parcializada y prometedora. Es ya la hora de
los pueblos.
Los del “sí se puede”
no constituyen ninguna amenaza a la legítima identidad, original y
generosa, del pueblo catalán. Para nada quieren eliminar una
cultura, ni una lengua, ni una historia. Para nada quieren reducir
ninguna independencia. “Pero” no les vale igual crear “un nuevo
país” como España. Sí, quieren también “un nuevo país”,
“pero” un nuevo país donde importe mucho el destino de vivir.
Los del “sí se puede” no son el miedo que ha manipulado a muchos
para que los vean como una masa informe que deslegitima el derecho de
los catalanes a la más auténtica libertad y al más responsable
bienestar. ¡NO! Los del “sí se puede” sólo quieren compartir
esa libertad y ese bienestar porque piensan que sin esa fraternidad
resulta imposible creer en las razones de los pueblos que hacen la
Historia.
Los del “sí se puede”
pueden no estar en ninguna de las listas que se barajan para las
próximas elecciones al Parlament de Catalunya, “pero” sí
estarán muy expectantes, y para nada jugando con las palabras, en
todos los juegos de cartas que se están sucediendo. Por ello dicen y
gritan sí se puede, Catalunya, sí se puede si creemos en ese
rotundo NO del pueblo griego a la Europa del Capital que ha dejado a
tantos en la limosna de la vida. Sí se puede, Catalunya, si
repetimos otro NO al austericidio y la prisión que nos ofrecen el
TTIP de los gobiernos vendidos a las Transnacionales. Sí se puede si
no pensamos que a estas alturas la independencia de un pueblo
significa la indiferencia hacia los más oprimidos del territorio o
el que se siga oprimiendo a otros pueblos para que algunos tengan un
poco más de manjares y satisfacciones. Al fin y al cabo la inmensa
mayoría de los seres humanos no se acercan mucho al caviar ni tienen
tantas oportunidades de reír. Aquellos que quieren llevar al pueblo
catalán por el camino que excluya a los del “sí se puede” sólo
estarán pervirtiendo sus propios sueños. Ya los Grandes Medios
empiezan a decirnos que los griegos pretenden vivir como nos dijeron
que vivían los andaluces. Igualmente dirán que los del “sí se
puede” no saben apreciar la identidad de un pueblo y quieren
disfrutar de sus riquezas. Nos echarán a pelear por unas migajas
mentirosas y envenenadas. Ni Grecia ni Andalucía ni España ni
Catalunya ni ningún otro país ni persona podrán sobrevivir
dignamente si se quedan solos. Esa soledad es la fuente de vida del
Capital. Si bebemos de esas aguas seguiremos abonando la
independencia de los pueblos como un pataleo en el lodazal.
Los del “sí se puede”
no tienen ninguna confusión con su lista independentista. ¿O es que
el “pero” que llevan, o sea, sus vidas, habrá que seguir
postergándolo porque los pueblos aún no están preparados para
existir? ¿Entonces tiene razón el Capital cuando echa a los pueblos
al lodazal? ¡NO! Y “no” quiere decir que, al menos en
entusiasmos y esfuerzos, los del “sí se puede” no morirán sin
la sonrisa de sus luchas. Es algo bastante simple para los que
quieran comprenderlo. Los del “sí se puede” dicen en catalán y
en castellano que en el lodazal siempre se pierde.